«You're trying, there's no need to apologize
I've got no time for feeling sorry»
Kyle seguía allí, de
pie, en medio del aparcamiento. Tenía una botella en la mano, y se
le cerraban los ojos. Pero no por el sueño dejaba de arrepentirse
por lo que había hecho.
Había sido todo tan...
rápido. Recordaba haber bailado con Annabelle. En ese momento se
había sentido bien, mejor que nunca. Parecía que ella también lo
estaba pasando bien. Kyle había visto esa sonrisa nerviosa en su
rostro. Hasta que había levantado la mirada. Entonces, todo se había
estropeado. Ella había dicho que tenía que sentarse, y no había
vuelto.
Miles de preguntas habían
inundado la mente de Kyle. ¿Se avergonzaba ella de bailar con él?
¿Es que no quería que les vieran en público? Aunque, claro,
también podía haber sido por el hecho de que Annabelle sufriera
aquella fobia tan extraña. Lo más probable era eso. Pero, en aquel
momento, Kyle había estado cegado por el alcohol y la duda. Y eso
había pasado factura.
Había hecho muchas
estupideces aquella noche. Había besado a una chica que llevaba
siendo su mejor amiga durante años. Había traicionado a la única
persona de la que había estado enamorado.
Lo había fastidiado
todo. Otra vez. Siempre acababa fastidiándola. Con sus padres, y
ahora con Annabelle.
En aquel momento, quería
morirse. Quería tirarse de un puente y terminar con todo aquello.
Pero sabía que era cosa del alcohol y del sueño, y no quería
cometer más errores.
Entonces, escuchó unos
pasos tras él.
-¿Se han ido? -dijo una
voz familiar. Sintió una punzada en el corazón.
Asintió. Dolía
admitirlo. La había perdido.
Jade se puso a su lado y
puso su brazo alrededor de los hombros de Kyle.
-Lo siento -susurró.
Él se apartó de ella,
hundiéndose cada vez más en su arrepentimiento.
-Jade.
-¿Sí? -ella le miró a
los ojos, con expresión de duda.
-Sabes que no siento nada
por ti, ¿verdad?
Ella hizo un suave
movimiento de cabeza de arriba a abajo. Sí, lo sé.
-¿Y sabes que ese beso
no ha significado nada?
Jade sintió que algo
dentro de ella se rompía. Ella también tenía sentimientos, y a
veces la gente parecía olvidarlo. Pero, al ser Kyle, tuvo que
perdonarle.
-Sí, lo sé.
Él asintió. Ella sintió
que debía decírselo. Era el momento perfecto para confesarlo.
-Es solo que... llevo
enamorada de ti desde los diez años. Nunca te has dado cuenta.
Estabas tan ciego... Siempre me presentabas a tus novias. Siempre me
rompía cada vez que te veía con alguien que no era yo. Pero para ti
eso ha sido difícil de ver, ¿verdad?
-Yo...
-Espera. Esta noche,
cuando Annabelle se mareó o lo que quiera que le pasara, pensé que
podía ser mi oportunidad. Pensé que ya te habrías cansado de ella,
o ella de ti. Aunque siempre eres tú el que se acaba cansando. Te
iba a contar esto al final de la noche, Kyle. No esperaba que me
besaras. Eso fue decisión tuya. No te creía capaz, creí que iba a
tener que ser yo la que llevara la iniciativa. Olvidaba por un
momento quién eres. Pero... Ahora me dices que ese beso no ha
significado nada. Me das esperanzas para luego romperlas.
La mirada de Kyle estaba
perdida. Sus ojos miraban hacia las estrellas, pero en realidad su
mente estaba mucho más lejos. De modo que él era siempre el que
hería a las personas. Y Jade era solo una persona más en la lista
de víctimas.
-Lo siento.
-Sé que lo sientes. Pero
eso no sirve de nada.
Kyle asintió.
-Lo sé. Y también lo
siento.
Ella sonrió, con las
lágrimas inundando sus ojos.
-Dices mucho que lo
sientes.
-Lo siento.
Los dos rieron. Entonces
él la miró a los ojos, y apartó un mechón de cabello celeste de
su rostro. Ella era preciosa.
-Escucha. Tú eres
genial. Y yo soy estúpido por haberte hecho sufrir, lo sé, pero es
que... yo ya estoy enamorado sin remedio de Annabelle. Pero tú vas a
encontrar a alguien, estoy seguro, y será alguien que merezca que le
quieras, que te valore y no te haga sufrir. Encontrarás a alguien
que no sea como yo, y serás feliz.
Ella sonrió de nuevo,
mirando a los ojos grises de él. Las lágrimas surcaban su mejilla,
tan saladas como el agua de mar en su pelo.
-Gracias. Eres una buena
persona. Annabelle tiene suerte de tenerte.
-Gracias.
Annabelle es
desgraciada por tenerme, pensó él. No había hecho más que
herirla. Y sabía que lo que había hecho no tenía perdón.
-Ven aquí -dijo ella, y
los dos se fundieron en un abrazo, como cuando tenían ocho años, se
peleaban por cualquier tontería y acababan perdonándose a los cinco
minutos. Solo que aquello era mucho más serio. Y había acabado con
él. Del todo.
-Parece
que volvemos a tener ocho años -comentó él.
Sintió
la risa de Jade contra su pecho.
-Aún
me acuerdo de lo estúpido e infantil que eras. Lo sigues siendo.
A
veces, las bromas llevan algo de verdad. Esa broma lo llevaba. Kyle
lo supo.
-Oh,
cállate -dijo él, riendo.
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