«Hello, hello. C-can you hear me? I can be your china doll, if you want to see me fall.»
El reloj del Penny Lane's Café marcaba las once pasadas y Kyle esperaba a Annabelle sentado en la misma mesa que el día anterior, mientras jugueteaba con la carta del menú que tenía entre las manos. Volvió a mirar la hora en su viejo reloj de muñeca, desesperado y pensando que quizá no merecía la pena seguir esperando, pero se convenció de que por volver a verla podría esperar lo que hiciera falta. Impaciente, se levantó y abrió la puerta de la cafetería, que hizo sonar la campanita. El gélido aire le rozó la cara, y él miró hacia el cielo, que indicaba tormenta. Le gustaban los días de lluvia.
Había viento. Había nubes. Pero ni rastro de la pelirroja.
Decepcionado, volvió a entrar en la cafetería para seguir esperando, y el calor del local volvió a acogerle como si fuera una manta. Se sentó y comenzó a dar golpecitos con el pie al ritmo de Good Vibrations, y, como si estuviera escuchándola, Annabelle cruzó la puerta del Penny Lane's en el mismo instante en el que comenzó el estribillo.
Kyle se sorprendió por el aspecto de la joven. No tenía el cabello pelirrojo recogido con palillos chinos, como el día anterior, sino suelto y enmarañado, cayendo sobre sus hombros, y sobre él llevaba lo que parecía ser una corona de rosas rojas. Llevaba un gran jersey negro y una falda que parecía un campo de margaritas, con medias blancas y botas country. En su rostro se lucía una amplia sonrisa, a pesar del horrible día que hacía fuera.
El chico sonrió. Nunca había visto una chica llevar flores en la cabeza sin que fuera en un evento especial, sin embargo en Annabelle se veía de lo más normal, como si encajase con ella.
-¿Me has pedido el café? -dijo, mientras se sentaba.
-Hola a ti también, Señorita Impaciente.
Ambos sonrieron a la vez.
-¿Te has vestido así... por mí? -preguntó él.
Ella soltó una risa sarcástica, como su hubiera sido un chiste ofensivo.
-Primero; voy así siempre. Ayer... Simplemente no encontré flores.
El chico se fijó en que las rosas no eran sintéticas, sino naturales, y parecían unidas a mano, con sumo cuidado. Le sorprendió, y se preguntó si Annabelle compraba rosas cada día sólo para ponérselas en el pelo.
-Segundo -continuó ella-. Si yo me hubiera "vestido así" -hizo el gesto de las comillas con los dedos índice y corazón, como si la expresión le hubiera parecido despectiva-, no habría sido por ti, sino por mí.
A Kyle le extrañó oír eso. Era el tipo de joven que cree que las chicas se arreglan para impresionar a los chicos. En la mayoría de los casos, así era. Pero la pelirroja parecía ser diferente a cualquier otra chica. Y eso le gustaba.
Annabelle llamó al camarero, y en ese momento, Kyle se levantó.
-¿A dónde vas? -preguntó ella, con miedo a que estuviese a punto de dejarla allí tirada.
-Ahora lo verás.
Se acercó a la jukebox que había al final de la fila de mesas, mientras su acompañante lo seguía con la mirada, curiosa. Seleccionó una canción, echó una moneda y volvió a su sitio. Allí lo esperaba Annabelle, que le miraba con ojos confusos, sin saber muy bien a qué había venido eso. Él tan sólo sonrió, y entonces empezó a sonar Annabelle, la canción de A Rocket To The Moon. En cuanto la letra comenzó, ella abrió la boca para protestar, pero Kyle la interrumpió.
-Sí, sé que la chica de la canción no tiene nada que ver contigo. Pero dice tu nombre -se encogió de hombros-, y pensé que quizás te haría ilusión.
-Oh, Kyle, Kyle... ¿Cómo es tu apellido? Creo que aún no lo sé.
-Kyle Dixon.
-Kyle Dixon. Bien -sonrió-. Gracias. Es un detalle precioso -y, tras una larga pausa en la que se dedicó a escuchar la letra de la canción, añadió-: Creo que la chica se parece en algo a mí, al fin y al cabo. También tengo lápiz de labios.
Ambos rieron.
-Creo que sólo coincidís en eso. Tú sí eres especial.
-Nah, no lo creo -dijo ella.
-Uh, llevas razón. Sí, todas las chicas se ponen rosas en la cabeza cada día de su vida, gracias por recordármelo.
-¿Me estás llamando rara? -dijo ella, con un tono fingido de ofensa-. Porque, en ese caso, tendría que darte las gracias.
-¿Ves? -exclamó él, señalándola de forma acusadora-. A eso me refiero. Ninguna otra chica daría las gracias a alguien que la llama rara.
Annabelle sonrió y se encogió de hombros, y en ese momento, dos tazas de café humeante llegaron a su mesa.
-Salud -dijo ella, alzando su taza, que aún quemaba.
-¿Por qué brindas con café?
-¿Y por qué tú no?
Él puso los ojos en blanco chocó su taza de porcelana con la de la chica. "¿Cómo puede no darse cuenta de lo original que es?", pensó.
Annabelle bebió un poco de su café y cerró los ojos, disfrutando de cada reconfortante trago.
-No sé cómo la gente puede vivir sin café.
-Fácil. Si no lo has probado nunca, no sabes lo que te pierdes, y no te importa.
-¿Qué haces en tu tiempo libre? ¿Te dedicas a reflexionar sobre café?
-Qué graciosa eres.
La cita, si es que se le podía llamar así, se alargó durante bastante tiempo. Annabelle y Kyle compartieron café y risas mientras las manecillas del reloj vintage de la cafetería se iban moviendo, con su característico tic-tac acompañando a la música que seguía sonando.
Para cuando decidieron irse, la calle estaba encharcada y gotas de lluvia se estrellaban contra los charcos de las baldosas grises.
-Genial -dijo él-. No llevo paraguas.
-¿Tan malo es caminar bajo la lluvia de vez en cuando?
Sin pensarlo dos veces, la pelirroja salió de la cafetería, exponiéndose a la tormenta.
-Estás loca -pero ella ya no le oía, así que no le quedó otro remedio que seguirla-. ¡Espera!
Una vez que estuvo fuera, intentó protegerse con la chaqueta, pero nada paraba a aquella lluvia. Siguió a Annabelle entre la lluvia, pasando como podía entra el barullo gente con paraguas, hasta que estuvieron solos bajo las gotas de lluvia que caían sobre ellos. Estaban a pocos centímetros de distancia, ambos refugiados bajo la chaqueta de Kyle, y entonces la pelirroja le miró, muy seria, con unos pequeños ojos que sólo se podían comparar a los de Bambi.
-¿Kyle?
-¿Sí?
-Creo que te quiero.
-Treinta minutos y dices que somos oficiales -citó Kyle, refiriéndose a la canción que le había dedicado.
Ella rió con él, mientras el agua traspasaba la tela y les goteaba en las cabezas.
-En realidad, nos hemos visto dos mañanas seguidas -corrigió ella.
-¿Piensas besarme alguna vez?
-Qué romántico eres.
-Perdone, señorita. ¿Piensa usted sellar nuestro amor con un beso?
-Agh, eres asquerosamente cursi.
-Y tú asquerosamente hippie.
-¿Vas a besarme, o...
Él se acercó a ella antes de que pudiera continuar, y sus labios se unieron lentamente. Kyle sabía a lluvia y caramelo. Ella tenía un leve olor a café y flores. Ambos estaban empapados, pero no les importó. En aquel leve instante, sólo fueron ellos. No existía nadie más.
Se separaron después de unos segundos, y se miraron a los ojos. Los ojos café de Annabelle se habían iluminado, como cada vez que daba un trago de aquella bebida. Los de Kyle estaban diferentes, más brillantes, como si ese color gris tormenta se hubiera cambiado a un gris que simbolizase felicidad. Se miraron a los ojos y después, mientras la lluvia les calaba hasta los huesos, simplemente rieron, disfrutando de uno de esos momentos que no se vuelven a recuperar nunca.
***
It's funny how day by day,
-No sé cómo la gente puede vivir sin café.
-Fácil. Si no lo has probado nunca, no sabes lo que te pierdes, y no te importa.
-¿Qué haces en tu tiempo libre? ¿Te dedicas a reflexionar sobre café?
-Qué graciosa eres.
La cita, si es que se le podía llamar así, se alargó durante bastante tiempo. Annabelle y Kyle compartieron café y risas mientras las manecillas del reloj vintage de la cafetería se iban moviendo, con su característico tic-tac acompañando a la música que seguía sonando.
Para cuando decidieron irse, la calle estaba encharcada y gotas de lluvia se estrellaban contra los charcos de las baldosas grises.
-Genial -dijo él-. No llevo paraguas.
-¿Tan malo es caminar bajo la lluvia de vez en cuando?
Sin pensarlo dos veces, la pelirroja salió de la cafetería, exponiéndose a la tormenta.
-Estás loca -pero ella ya no le oía, así que no le quedó otro remedio que seguirla-. ¡Espera!
Una vez que estuvo fuera, intentó protegerse con la chaqueta, pero nada paraba a aquella lluvia. Siguió a Annabelle entre la lluvia, pasando como podía entra el barullo gente con paraguas, hasta que estuvieron solos bajo las gotas de lluvia que caían sobre ellos. Estaban a pocos centímetros de distancia, ambos refugiados bajo la chaqueta de Kyle, y entonces la pelirroja le miró, muy seria, con unos pequeños ojos que sólo se podían comparar a los de Bambi.
-¿Kyle?
-¿Sí?
-Creo que te quiero.
-Treinta minutos y dices que somos oficiales -citó Kyle, refiriéndose a la canción que le había dedicado.
Ella rió con él, mientras el agua traspasaba la tela y les goteaba en las cabezas.
-En realidad, nos hemos visto dos mañanas seguidas -corrigió ella.
-¿Piensas besarme alguna vez?
-Qué romántico eres.
-Perdone, señorita. ¿Piensa usted sellar nuestro amor con un beso?
-Agh, eres asquerosamente cursi.
-Y tú asquerosamente hippie.
-¿Vas a besarme, o...
Él se acercó a ella antes de que pudiera continuar, y sus labios se unieron lentamente. Kyle sabía a lluvia y caramelo. Ella tenía un leve olor a café y flores. Ambos estaban empapados, pero no les importó. En aquel leve instante, sólo fueron ellos. No existía nadie más.
Se separaron después de unos segundos, y se miraron a los ojos. Los ojos café de Annabelle se habían iluminado, como cada vez que daba un trago de aquella bebida. Los de Kyle estaban diferentes, más brillantes, como si ese color gris tormenta se hubiera cambiado a un gris que simbolizase felicidad. Se miraron a los ojos y después, mientras la lluvia les calaba hasta los huesos, simplemente rieron, disfrutando de uno de esos momentos que no se vuelven a recuperar nunca.
It's funny how day by day,
nothing changes.
But when you look back,
everything is different.
Love always,
-Merce.
¡Dios! ¿Pero por qué escribes tan bien? Envidia es la palabra :') Me encanta esta historia, sobretodo el final ♥ jejej
ResponderEliminarPues eso, que me da igual si te tienes que quedar despierta 50 horas, quiero otro capítulo YA! Sigue con esto porfi, que se te da genial ;) Un besazoo ^^
http://iamneverchangingwhoiam.blogspot.com.es/
Oooh, muchísimas graciaas <3
EliminarEl próximo capítulo estará... ¿hoy? Ni siquiera yo lo sé xd Quizás me de tiempo a escribirlo hoy.
Love always,
-Merce.
AMOOOOOOOOOOOOORRRR
ResponderEliminarNo tengo otra palabra para describirlo es que tu historia es amor Merce, es amor...
Y es que tus personaes son ta.... AISHHHH ME ENCANTA
Necesito otro capitulo YA por favor jajajajaj
BESAZOS
Awwww, ¡muchísimas gracias! :D
EliminarMuy pronto (¿hoy? quién sabe) tendrás otro capítulo.
Love always,
-Merce.
Me encanta, es asdfghjklñ *__* no tengo palabras, de verdad.
ResponderEliminarSobretodo me ha enamorado la manera de ser de Annabelle, despreocupada de lo que los demás pueden decir de ella y original. Su personalidad la has narrado super bien, te ha quedado una chica preciosa.
Quiero otro capítulo!
Besos <33
escapefromreality14.blogspot.com.es
Muchas gracias :'3
EliminarAww, intenté esforzarme un poco en su descripción, me alegro mucho de que te haya gustado.
Tendrás pronto otro capítulo :)
Love always,
-Merce.
Envidia es lo que siento... Cómo te puedes expresar tan bien? Un capítulo hermoso, muy tú. Muy original. M.E E.N.C.A.N.T.A
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