t e r c e r t e x t o - candela truman

martes, 9 de diciembre de 2014


¿qué era ella para ti? aquel día muchas personas me preguntaron eso, muchas veces, ¿y qué se suponía que debía de contestar yo? lo único que contestaba era que tan solo era una conocida, como cualquiera a la que ves cada día en una tienda, como al que saludas de vez en cuando por la calle, pero eso no era lo que ella era para mí ¿pero yo qué más podía contestar? ella era lo más importante que tenía, ella era mi sol, y cuando ese sol se apaga yo me quedo sin luz, pero hace tiempo hicimos una promesa, el secreto, posiblemente lo más doloroso que puede haber en el mundo. por todo ese maldito día yo no pude llorar, tuve que aguantar, aunque me estuviera muriendo por dentro, mientras veía a sus amigos y familia llorar por ella, y mientras tanto yo era otra persona más a la que no le hizo mucho daño que aquella chica pelirroja de ojos verdes se hubiera ido, para siempre. la despedida fue bonita, supongo, pero no como ella hubiese querido, no como ella se lo imaginaría. cuando llegué a mi casa y me di cuenta de que ya era libre de fingir, de que ya no tendría que ocultarme de la realidad pude tener un momento de pararme a pensar y saber lo que en verdad sería ahora la vida sin ella, en fin ¿qué sentido tiene levantarse cada mañana y saber que no volverás a oír su voz? que nunca más la veré sonreír. nunca imaginé , ni creí, ni pensé, que esto empezaría, y tampoco que algún día acabaría. como empezó aquel día en el cual la conocí y pude perderme en mis ojos verdes, nunca hubiera pensado que esa pelirroja, justo esa, pudiera llegar a significar algo tan grande para mí, nunca pensé que algún día ella se acercaría a mí y me diría con una sonrisa un pequeño ‘hola’, ¿quién sabía todo lo que esa palabra traería consigo? ella era una chica extraña, pero aún así pudo llenar mi oscuro corazón con su luz, empezando por una pequeña chispa que cada vez se hacía más grande. y bueno al final acabé enamorándome de aquella chica, que me sonreía cada día, y que hacía que lo ya también sonriera. cada día me llevaba a sitios que nunca había visto de aquella gran ciudad, y pude descubrir lo bonita que era, tanto la ciudad como ella. me llevaba a campos, campos repletos de margaritas, ‘las margaritas son las mejores flores del mundo’ decía ella, al cabo de un tiempo acabé por decirle que ella era una margarita, diferente, más pequeña, más especial. ella sonrió en cuanto dije eso, se sintió a gusto conmigo, o eso me dijo ella, porque yo la comprendía, y la hacía sentir diferente, aunque la verdad no había que hacer nada para conseguir eso, porque ella ya era diferente de por sí, a todas las personas que había conocido nunca. me gustaba mucho la forma en la que se ponía de pié y alzaba los brazos justo cuando el sol se ponía, la forma en la que lanzaba una piedra en mi ventana despertándome por la mañana para poder ver amanecer, la forma en la que nos quedábamos despiertos de madrugada cerca del río, con unos sándwiches de mantequilla de cacahuete que yo odiaba pero ella me obligaba a comerlos igual, y yo sonreía, nunca me salvaba de no comerlos, y ahora no hay ni un solo día en el que no coma un sándwich de mantequilla de cacahuete. básicamente me gustaba su forma de disfrutar la vida, sin que nadie pudiera impedírselo. también me es imposible olvidar cómo caminaba y se paraba cada vez que veía un diente de león, se agachaba, lo cogía, cerraba los ojos y soplaba, luego los abría y observaba cómo todas las semillas volaban hacia el cielo, perdiéndose, como ella decía. tal vez quién lea esto, si alguna vez alguien lo lee, se preguntará por qué minúsculas, por qué ninguna mayúscula. y no hay ninguna otra razón más que porque ella era una gran minúscula en el mundo, no quiero decir que a mí me haya importado poco, porque en verdad para mí siempre fue una mayúscula, una mayúscula bien grande, pero, la realidad es que las personas siempre seremos minúsculas, y ella lo sabía, siempre lo supo. nunca pensé que ella se iría tan pronto, pero aunque no la hubiera visto mucho no me ha hecho falta para saber que ella fue y será la mejor persona que he conocido y conoceré en mi vida, tan especial, tan pelirroja, tan ella. ya han pasado sesenta años y yo sigo viniendo aquí siempre que puedo a recordarla, ¿y sabéis qué? no me pongo triste, no lloro, al contrario soy feliz, porque ella fue feliz, porque ella consiguió hacerme feliz, ella era la feliz, la que me alegraba, y ahora soy yo el que tiene que ser feliz. ella sigue en mí, en cada margarita de este gran campo, en cada semilla de diente de león que se pierde, en cada minúscula que escribo, en cada amanecer y puesta de sol. ella es esa chispa que sigue viva, en alguna parte.
-Candela Truman


Personalmente, este texto me dejó sin palabras. Cande ha conseguido reunir todas mis cosas favoritas en un solo relato, y, joder, le ha quedado perfecto. Por si queréis pasaros, su blog es My Unstoppable World. Espero que os haya gustado tanto como a mí.

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6 comentarios:

  1. Wow que hermoso, la verdad mientras lo leia no podía dejar de pensar en lo maravilloso que era el texto...
    Tu blog es hermoso, voy a seguirte besos :)

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    1. ¿verdad? cande es una gran escritora.
      ¡gracias por seguirme!

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  2. Hola muy bonito el texto y tu blog me parece genial y muy entretenido. Te hice un premio en mi blog.

    http://estrellasenmydreams.blogspot.com/2014/12/premiooo.html

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    1. ¡hola! aw, me alegro de que te guste el texto tanto como a mí. cande es una genia.
      ahora me paso, y gracias por el premio.

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  3. Respuestas
    1. a mí no se me dan órdenes *se va indignada*
      *vuelve* nah, en realidad tenía pensado hacer algo de navidad, así que.

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