Last hope.

"It's just a spark,

but it's enough

to keep me going."

   La chica del cabello rojizo se sentó en el borde de la acera. Frente a ella había una carretera nevada, y detrás un gran bosque sin un final trazado. Por entonces eran los fríos comienzos de enero. El tiempo siempre era duro en ese mes. La chica que la acompañaba se sentó tras ella, y estiró las mangas de su jersey de lana hasta que le sirvieron como un suplemento de guantes. Su cabello, teñido de un color lila oscuro, estaba recogido en una coleta que le caía por el hombro.Tiritó una vez más.
   -Joder, aquí hace frío -dijo a su amiga-. Debería haberme abrigado.
   La pelirroja rió y sacudió la cabeza. Su pálida y débil piel empezaba a helarse.
   -¿Qué querías demostrarme? -dijo la pelimorada, aún sentada en la acera, acurrucada y temblando.
   La otra chica se levantó y comenzó a caminar sin esperar a que su amiga la alcanzara. Iba descalza, y sus pies acariciaban la nieve congelándose más con cada paso. No parecía importarle.
   -¡Eh, Sel, espera! -gritó.
   Pensó que su amiga era extraña. A veces se comportaba de una manera diferente a los demás. Pero ella la aceptaba con sus rarezas y sus diferencias, porque en eso consiste la amistad. Aquel día en concreto, la había llevado a aquel sitio desamparado y alejado de la ciudad para enseñarle algo. La chica del pelo lila no sabía lo que era, y empezaba a cansarse. Se levantó de su pequeño refugio y siguió a Selene a través de la nieve, en dirección al frondoso bosque.
   -¡Angie, estoy aquí! -chilló Selene.
   No podía verla desde el lugar donde se encontraba. Siguió las huellas de los pies descalzos de su amiga hasta llegar a un lugar despejado de árboles. Tan solo algunas malas hierbas crecían allí, intentando no ahogarse en la espesa nieve y consiguiéndolo por muy poco. Angie seguía temblando y quería irse a casa, pero sabía que Sel tenía que decirle algo importante, o no la hubiera llevado hasta allí. Por fin llegó al lugar donde se encontraba su amiga, que estaba mirando hacia el nublado cielo con los ojos cerrados. La chica parecía estar respirando copos de nieve, alimentándose de ellos. Ver a aquella chica tan peculiar, con la piel tan pálida y los ojos marrón, en aquel paisaje blanco, era hermoso. Ella no era hermosa en sí. Había algo en ella que te hacía verla con buenos ojos, como si observaras un cuadro abstracto. Angie contrastaba con ella. Su tono de cabello lila oscuro era casi imperceptible, pero destacaba. Su piel era pálida, aunque no tanto como la de Selene. Y, contrastando con ella, Angie sí era hermosa.
    Selene caminó con sus pies descalzos hasta donde estaba Angie. La mirada de la chica del cabello lila parecía decir "¿y bien?", así que, sin intercambiar una palabra, Sel supo qué quería decir. Se entendían sin hablar siquiera. La pelirroja sacó un viejo reproductor a pilas de su bolso, y un pendrive con forma de gatito que tenía desde los diez años. Puso el pen en el reproductor y seleccionó el número cinco.

5. Last Hope - Paramore

La canción empezó a sonar y Angie comenzó a recordar. Pero seguía sin entender lo que quería decir Selene. Frunció el ceño y su amiga hizo un gesto de "espera un segundo".  Sacó una pequeña y débil cerilla y la prendió. Comenzó a explicarle:
   -Supongo que recordarás el día en que me regalaste esta canción -Angie sacudió la cabeza, asintiendo-. Yo estaba deprimida, no quería crecer, y tú me dijiste que Last Hope me daría fuerzas. Que me ayudaría a salir del agujero en el que estaba.
    La cerilla seguía brillando, con la llama danzando a un lado y a otro, amenazando con apagarse. Selene continuó:
    -La canción dice "es sólo una chispa, pero es suficiente para mantenerme", y "cuando está oscuro y no hay nadie alrededor, sigue brillando" -las lágrimas habían empezado a caerle por las pálidas mejillas-. Entonces yo estaba muy, muy mal. Pero gracias a ti y esa chispa que daba esperanzas seguí adelante. Es como esta pequeña cerilla: es sólo una chispa, pero es suficiente para mantenerme. Y añadiré una contribución mía: mientras hagas lo que puedas para mantener la chispa, seguirá habiendo esperanza. Gracias a ti, mi esperanza no se apagó.
    Selene respiró hondo. Intentó tragarse las lágrimas para pronunciar las últimas palabras que quería decir:
    -Te estoy infinitamente agradecida.
    Y allí, en medio de la nieve, las peculiares chicas se abrazaron y lloraron juntas, con los copos de nieve cayendo sobre ellas.